GELATINOSA IDEOLOGIA
Hay personas que prefieren no mostrar sus preferencias políticas y/o ideológicas en público.
Hay personas que se manifiestan apolíticas.
Hay muchas que dicen a los cuatro vientos sus preferencias.
Todas son posturas respetables en una democracia.
Más allá de discursos o teorizaciones. Más allá aún de intenciones manifiestas, nuestras actitudes cotidianas nos ubican en algún lugar
del universo político y/o ideológico.
Son nuestras respuestas (concientes o no) frente a los hechos de la realidad, las que nos insertan en ese sitio (tal vez no querido) de la política y la ideología.
Este pantallazo subjetivo y generalizado, puede describir a una gran cantidad de seres anónimos, con quienes compartimos nuestra nacionalidad.
Pero existen otros integrantes de la fauna autóctona que se caracterizan por enmascarar sus posiciones políticas e ideológicas. Numerosos periodistas y comunicadores se esconden detrás de esta supuesta neutralidad. Le llaman “objetividad”.
Los hay entre los políticos, que hoy sostienen con vehemencia una postura, para luego modificarla por la opuesta. O cualquiera de sus estaciones intermedias. Siempre con la misma vehemencia (no confundir con convicción)
Tal vez sea entendible esta característica de muchos dirigentes, políticos y no políticos. Acodados en su estrecha visión de que la política “es el arte de lo posible”, y que siempre conviene tener más de una opinión sobre un tema. Por si los vientos del poder cambian de rumbo.
Es bueno aclarar, que muchos, muchos, pensamos que la política es la herramienta para transformar la realidad y cambiar, precisamente, las relaciones de poder en una sociedad.
Existen también ciertos periodistas “independientes” o “cautivos” que cultivan la impronta del TERO. Vociferan por izquierda y ponen sus huevos en la derecha.
Las notas de E. TNembaum son esclarecedoras en ese aspecto.
Pone todo su cinismo en acción tratando de dar la idea de ser un “perdona vidas” del proyecto iniciado un Mayo de 2003. Cuando en realidad, acaricia la piel del gobierno para encontrar el mejor lugar para hundir su puñal.
Sabiendo que de esa herida donde sangrará lo mejor de la política de los últimos 50 años, se prenderán los vampiros que le pagan su presencia en cámaras y micrófonos, para que desgrane su gelatinosa ideología.
Por eso, no necesito aclararte qué quiere significar el candombe “NUNCA MENOS”, que vos te haces el que no entendés.
Precisamente porque lo comprendiste, es que escribiste esa nota.
Daniel Mojica