ANTES DEL DERRUMBE
Es indudable que el proyecto iniciado en mayo de 2003 y que hoy conduce Cristina Fernández de Kirchner, vino para cambiar las reglas de juego.
Desde la recuperación de la democracia en 1983, los gobiernos que se sucedieron han sido del “no se puede”. Ya sea por incapacidad, por falta de imaginación, por falta de visión política, o por ser dóciles y complacientes con el sistema de poder. Tal vez por todo eso junto.
El sistema de poder no es una abstracción, está representado por las corporaciones (industriales, rurales, eclesiásticas, judiciales, mediáticas, económicas, financieras) No incluyo a la “clase” política, porque siempre se ha subordinado al poder de las corporaciones, salvo raras excepciones en nuestros 200 años de historia.
Esto es lo que se ha quebrado desde mayo de 2003: la subordinación de los gobiernos democráticos al poder corporativo.
Algo que también sale a luz, en medio de la recuperación del poder para el estado, representado por el gobierno votado por el pueblo, son las líneas que conectan a determinadas corporaciones con los intereses extranjeros en general y de los EE.UU. en particular.
Esta sintonía que tuvo su momento de paroxismo en la década de los 90 y que fue ampliamente apoyada por el sistema mediático de poder, es la que va quedando al desnudo, cuando un gobierno democrático elige una política de soberanía e independencia de los intereses e injerencias foráneas.
También ha quedado claramente demostrado cuales son los dirigentes de esa “clase” política que son funcionales a esos intereses que se contraponen a las necesidades y derechos de las mayorías nacionales.
Hay hechos que sin ninguna duda se definen como “traiciones de lesa patria”, por ejemplo: las cartas escritas a gobiernos y embajadas extranjeras denostando al gobierno y al poder ejecutivo, al punto de pedir una intervención internacional; o los títulos y editoriales de ciertos “periodistas cautivos” que ante la agresión de una potencia extranjera en nuestro territorio de Las Malvinas, toman partido en contra de la Argentina.
La realidad, a veces muestra ciertas aristas, que responden a similares causalidades. La acción del proyecto iniciado en Mayo de 2003, con su profundización actual, en el plano interno ha puesto en evidencia las lacras y complicidades de ciertas corporaciones, que más tarde o más temprano culminarán con su derrumbe. De la misma manera, en el plano internacional, las políticas implementadas dentro y fuera del territorio nacional, muchas de las cuales van en línea con toda la América del Sur, desde la consolidación del bloque regional (UNASUR) han mostrado las fisuras e inconsistencias de organismos y políticas defendidas por países que han terminado colapsando. Poniendo en evidencia la esencia de aquellas sintonías, que tal vez también lleven al derrumbe, de la última potencia imperialista. Aunque tal vez lleve más tiempo, como pronosticara el Comandante Fidel.
Lo que no se puede negar es que la política, es una herramienta para transformar la realidad cuando hay convicciones y valor para llevarlas adelante. Como lo ha demostrado el compañero Néstor Kirchner y como lo está demostrando nuestra Presidenta.
En ese rumbo estamos. En consolidar lo hecho. En encauzar ese fervor que llenó las calles de esperanza y voluntad de cambio.
Así, el derrumbe nos encontrará con las herramientas necesarias, para construir lo nuevo.
Daniel Mojica
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