Nuestra historia nacional ha sido atravesada como por un influjo venenoso que dirigentes de todo tipo y políticos de toda clase han inoculado en la sociedad. Es la hipocresía, cuya semilla, la impostura ha germinado profusamente en todos los pliegues sociales. Se puede sintetizar en la contradicción entre el decir y el hacer. En los políticos en prometer y no cumplir.
Un ejemplo sirve para aclarar el concepto: “…Si decía lo que iba a hacer no me votaba nadie…” dijo un ex presidente electo en 1989. Este ha sido la más cruel demostración de ese influjo venenoso.
Como ciudadanos, y en defensa de los intereses nacionales debemos protegernos de este extendido mal, que aqueja, todavía, a muchos dirigentes políticos, sociales, deportivos, gremiales, etc.
Lo que propongo es la creación de un agrupamiento, foro, o lo que sea, para juntar firmas para promulgar una “Ley de revocatoria de mandatos electivos por el voto popular” cuando se den la siguientes circunstancias:
En los casos en que el funcionario (diputado, senador, intendente, concejal, consejero, comunero, etc.) a) no cumpla con lo que prometió en la campaña, b) se cambie de frente, coalición, partido sin renunciar al cargo, c) no vote de acuerdo al programa/plataforma/propuesta por el que fuera elegido, d) traicione de cualquier otra forma el mandato popular por el que fuera elegido por el voto, e) cuando su voto lesione el interés nacional.
Desde Mayo de 2003 tenemos sobrados ejemplos de políticos y funcionarios que han honrado la función para la que han sido elegidos. Se puede (y se debe) hacer honor al voto popular por el que han sido elegidos.
Daniel Mojica
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