LEY DE MEDIOS DE LA DEMOCRACIA Y BATALLA CULTURAL
Desde que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner se hizo cargo del reclamo social por una ley de medios de la democracia y la envió al parlamento para ser sancionada, el tembladeral que produjo, no se aquieta.
Tampoco parece que fueran a detenerse los furibundos ataques contra quienes han tomado partido en defensa de la mencionada ley.
Esto, en alguna medida ha puesto a la luz un debate que se hace imprescindible, si queremos vivir en una democracia plena.
Debate que las corporaciones mediáticas, que a la vez son conglomerados comerciales, trataron de evitar por todos los medios a su alcance. Como no pudieron esconderlo, trataron de desvirtuar el espíritu de la ley.
Pero como la sociedad les retiró el incondicional crédito de confiabilidad que ostentaban hasta no hace mucho (tal vez hasta la cobertura del conflicto por la resolución 125) están desesperados. Los periodistas a sueldo de Magneto y quienes giran en su órbita desde otros medios (vaya a saber por qué ocultas culpas) no dejan de adjetivar en contra del gobierno y sus funcionarios. Sin aportar un solo argumento que se sustente desde un programa o plan alternativo al que lleva adelante el gobierno de la Presidenta.
La desesperación de la corporación mediática, tiene que ver no sólo con que deberán resignar una cantidad de medios que la hacen estar en una posición dominante ante la sociedad. Con los cuales bombardean desde diferentes lugares que responden a una directiva única.
El trasfondo, es que se viene también, una profunda revisión de contenidos. Que hacen a la construcción cultural. Que tiene que ver con la autoestima individual y colectiva. Que se desgranan no sólo en determinado tipo de programas, y en sus formatos. Sino en las publicidades, y en la construcción de determinados tipo de consumidores. En la forma en que los movileros de los noticieros y programas de “entretenimientos” buscan y encaran ciertos hechos, circunstancias y sus protagonistas.
Un solo ejemplo, para ilustrar este concepto: hasta no hace mucho, en casi todos los programas de noticias se incluía un segmento en donde se denostaba a la juventud. O eran todos (los jóvenes) alcohólicos, o drogadictos, o sólo les interesaba estar frente a la computadora, o se “mostraba” la pelea entre los “emos” y otras “tribus urbanas”. Una degradación especial se llevaban las chicas, cuando las hacían ver como “dispuestas a cualquier cosa” por un trago.
Si eso no es una construcción cultural que socava la noción de un futuro que merezca ser soñado y alcanzado, se le parece bastante.
Todo esto es lo que viene a transformar la nueva ley de medios de la democracia.
Nos viene a interpelar en tanto CIUDADANOS y no simplemente CONSUMIDORES de un estilo de vida fomentado por las corporaciones comerciales dueñas de los medios de comunicación hegemónicos.
La juventud, ha dado una contundente respuesta, frente al estereotipo de que no les interesa la política, que no se comprometen.
Los muros construidos por el sistema de poder desde fines de 1975, y reforzados por la dictadura genocida cívica, militar y mediática, sostenidos además, por los gobiernos democráticos que se subordinaron, desde 1983 hasta el 2003; los estamos derrumbando.
La sociedad está construyendo una nueva realidad, gracias al coraje político de un presidente como Néstor Kirchner, que nos hizo ver que SE PUEDE.
Hoy, es la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien conduce este proyecto de transformación. Pero como todo proyecto de cambio, sólo es posible, si cada uno de nosotros tomamos en nuestras manos las herramientas necesarias para seguir avanzando.
No será una tarea fácil. Pero cuando los pueblos toman en sus manos el destino, suelen ser invencibles.
En eso estamos.
Daniel Mojica
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