CENSURAS. PACTOS. COMPLICIDADES CIVILES
QUE NO NOS GANE EL SILENCIO
Para comprender la trascendencia de un hecho, lo mejor es, siempre, ponerlo en el contexto que corresponde.
Una maniobra muy difundida entre los medios hegemónicos del Cártel privado comunicacional, es precisamente sacar de contexto, hechos, declaraciones, hasta ciertos conceptos.
Por ejemplo cuando se recorta una frase del discurso de la Presidenta o de alguno de sus funcionarios, y se lo resalta en los zócalos de los noticieros de TV, tratando de orientarlo en una dirección diametralmente opuesta a la que originalmente se le dio en el contexto del discurso o declaración completa.
Otro ejemplo es la tergiversación realizada sobre los inmuebles de un juez de la Corte Suprema de Justicia.
Desde esos mismos medios, se banalizan conceptos, como dictadura, genocidio, torturas, complicidad civil, terrorismo de estado. Para quitarles la pesada carga que intrínsecamente traen consigo. De la misma manera que hace algunos años se banalizaba la muerte, tratando de habituarnos a que sea normal que aparezcan cadáveres de jóvenes “muertos en enfrentamientos con fuerzas de seguridad” o flotando en el río.
De la misma manera que en determinados momentos, para esos mismos medios del Cártel, es “necesario” generar miedo en la ciudadanía.
Ya sea al futuro económico, a la falta de seguridad, miedo al diferente, o al voto de las mayorías.
Aún cuando hay quienes pregonan que los medios no influyen en la formación de sentido, por algo los apropiadores de Papel Prensa, defienden su monopolio de fabricación argumentando que “si el gobierno maneja la fabricación del papel para diarios maneja la información” (no es textual, pero es la idea) entonces, alguna influencia reconocen.
Lo que también es cierto, es que los lectores/oyentes/audiencia de los medios ya no somos los mismos que antes de la promulgación de la Ley de Medios de la Democracia. Porque ahora, hay más voces. Aunque faltan muchas más, todavía.
Un cambio notable se percibe en una cantidad creciente de artistas, periodistas y comunicadores que se identifican con el rumbo que ha tomado la Nación desde Mayo de 2003.
Quiero destacar la actitud de estos artistas y personalidades, porque asumen un compromiso ante la realidad y ante quienes disfrutamos de su arte y profesionalismo en sus diferentes disciplinas. Siempre que se asume un compromiso, también se asume un riesgo.
En el caso específico de este contexto histórico, que aparece signado por el duro enfrentamiento que asume el grupo Clarín en contra del gobierno nacional. Sencillamente porque este grupo estuvo acostumbrado a condicionar a todos los gobiernos que se sucedieron desde que recuperamos la democracia, y se encontró con un gobierno que no se dejó presionar ni condicionar. Esta es la razón de fondo por la que el Cártel mediático busca por todos los medios a su alcance desgastar, deslegitimar y boicotear al gobierno. Porque su impunidad se ha terminado. Aunque aún cuenta con mucha influencia en ciertos pliegues de la justicia, rémora de la dictadura genocida.
Entonces el riesgo que para los artistas asume ese compromiso, es no tener micrófonos, pantalla y páginas en los canales de difusión del Cártel mediático. A lo que habría que sumarle, tal vez, alguna campaña u operación en contra.
Por eso es tan importante tener convicciones.
Las convicciones que Néstor Kirchner no dejó en las puertas de la casa rosada, sino que las puso en práctica desde el primer día que asumió.
Las mismas convicciones que tiene nuestra Presidenta y que expone en cada acto y en cada foro nacional e internacional.
Las mismas convicciones que los millones de ciudadanos ponen de manifiesto, cuando emiten su voto.
Cuando esas convicciones no están, es fácil ser presa de los aprietes, las sugerencias, los consejos para que alguien haga o deje de hacer.
Por eso es necesario poner en evidencia todos y cada uno de los actos intimidatorios, sean más o menos sutiles, contra cualquier ciudadano, más aún cuando se tiene una responsabilidad social y cultural.
Nunca el silencio es parte de la solución.
Por eso creo en la perentoria necesidad de que “El Pacto” salga al aire tal y cual fue escrito y pensado originalmente, con los capítulos que haya grabado el actor que claudicó, y los restantes con el que lo reemplace y aclarando al público los motivos del reemplazo.
Ni un paso atrás. Por respeto a todos los que SE QUEDARON DENTRO DEL PROYECTO Y A NOSOTROS QUE LO ESPERAMOS.
Daniel Mojica
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