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jueves, 29 de marzo de 2012

PROYECTO NACIONAL, TRABAJADORES Y DIRIGENCIA SINDICAL


PROYECTO NACIONAL. TRABAJADORES Y DIRIGENCIA SINDICAL

“…No podemos jugar con el sacrificio de los últimos 10 años de la gente”
“…Los que hicieron el sacrificio son los laburantes más allá de que nosotros los conducimos…”
“…la unidad del movimiento obrero, es la única llave que puede traerle esperanza a los trabajadores y continuidad del modelo al gobierno…”
(Ricardo Pignanelli, secretario general de SMATA. Reportaje en Diario “Tiempo Argentino” 29/03/12)

Muy interesantes las declaraciones del compañero Pignanelli. Invitan a reflexionar sobre el movimiento obrero organizado, sobre los trabajadores, sobre la dirigencia sindical y sobre el proyecto nacional puesto en marcha en Mayo de 2003 por Néstor Kirchner y que hoy conduce Cristina Fernández de Kirchner.
¿Qué entendemos por movimiento obrero organizado?
Son el conjunto de trabajadores agrupados en alguna de las organizaciones gremiales existentes que adhieren (o no) a una confederación.
¿Qué entendemos por trabajadores?
Son las personas que ponen a disposición su fuerza de trabajo físico e intelectual, algunos forman parte del movimiento obrero organizado, muchos otros forman parte del 6,7% de desocupados o del más del 30% de trabajo ilegal.
La dirigencia sindical, como corresponde defiende los derechos del movimiento obrero organizado, esto es a quienes tienen trabajo registrado.
Cuando pelean por reivindicaciones justas, como la suba del tope al mínimo no imponible, el reparto de las ganancias empresarias, contemplan a esa parte del universo laboral que ellos representan.
De ese universo quedan afuera el más de 30% que trabajan de manera ilegal y el 6,7% de desocupados.
El gobierno nacional, con la conducción de la Presidenta a la cabeza, lleva adelante el proyecto nacional, popular y democrático que representa a los 40 millones de argentinos. Estén sindicalizados o no, tengan trabajo legalmente registrado o no. Dentro de la estrategia del proyecto nacional está en reducir ese 6,7% de desocupación y ese más del 30% de trabajo ilegal.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, como anteriormente el ex presidente Néstor Kirchner han dado sobradas muestras que defienden los intereses de los trabajadores, de los que menos tienen, de los sectores más vulnerables donde se incluyen a esa gran cantidad que aún permanecen fuera del “movimiento obrero organizado”.
¿Puede el proyecto nacional, popular y democrático que conduce de manera estratégica Cristina Fernández de Kirchner, lograr las metas que conducen de manera incuestionable a la liberación nacional, sin el acompañamiento del movimiento obrero organizado?
¿Tiene posibilidades de concreción este proyecto nacional que tiene como fin último la liberación nacional, sin la conducción estratégica de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que a su vez es la conductora natural del Movimiento Nacional?
¿Están las conducciones gremiales a la altura de los objetivos estratégicos que demanda la hora a nivel nacional, regional e internacional?
Hay un dato que es determinante, en cuanto al apoyo a la presidenta y al proyecto que conduce. El pasado mes de Octubre ha sido reelecta con más del 54% de los votos.
En mediciones más recientes ese apoyo se ha ampliado considerablemente.
En algunas de esas encuestas, que llegan al 60% de aprobación del rumbo del gobierno nacional, los entrevistados consideran que la actual presidenta es la persona que garantiza este rumbo.
Hay una definición muy certera en el reportaje que le hace el periodista Ignacio Chausis a Ricardo Pignanelli en el diario “Tiempo Argentino” haciendo referencia a la “unidad monolítica” del movimiento obrero “…con Rucci teníamos un objetivo, que Perón vuelva a la Patria, y con el flaco Ubaldini era salir de la dictadura sangrienta…los objetivos eran tan claros…que nos pusimos de acuerdo. Por lo general nos ponemos de acuerdo en el espanto. Es clave que el movimiento obrero ayude a este gobierno a no perder el modelo…”
Mi personal interpretación de la última frase del compañero Pignanelli es la siguiente: que el secretario general de la CGT no boicotee al gobierno, en aras de su ambición personal. Está en juego el destino no sólo del “movimiento obrero organizado” sino el de los 40 millones de argentinos, menos aquellos que desean un país para pocos, y que ahora le ofrecen cámaras y micrófonos para que golpee a la presidenta y al gobierno nacional.
Hagamos memoria, los que hoy reciben con una sonrisa a Hugo Moyano, son los que se beneficiaron y fueron socios de la dictadura genocida que se llevó la vida nuestros treinta mil hermanos, la mayoría de ellos, trabajadores.

Daniel Mojica
   

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