EL CARTEL CLARIN. MEDIOS DE MIEDO
Me pregunto cual será el próximo comentario de los “periodistas independientes” de la realidad. Esos que dicen que están “con el más débil” o aquellos que escriben mañosas notas cargadas de cinismo y mala leche mentando “detalles menores”. Aquellos que proclaman de manera pomposa “le doy mi palabra”. Todos los escribas que se cobijan bajo la sombra sangrienta de quienes de quedaron con Papel Prensa, casi sosteniendo la picana que torturaba a sus dueños legítimos.
Me pregunto también, por ese grupito de diputados que vociferan ante los múltiples micrófonos de los que disponen, diciendo que no hay libertad de prensa, que hay censura, que existen listas negras. Cuando la justicia cumple con su obligación.
¿Por qué me hago estas preguntas? Con la certeza de saber la respuesta y que dejo a cada quien para que la responda desde su propia inteligencia.
Tal vez como una simple excusa, para ir desgranando conceptos mientras dejo que la bronca vaya decantando.
Porque la bronca, así como el miedo, con el que nos quieren condicionar desde pantallas, micrófonos y páginas tan predecibles en estos últimos tiempos, decía, que la bronca y el miedo muchas veces nublan la razón.
Entonces, no quiero caer en el juego que proponen: no pensar.
Para que reaccionemos visceralmente. Como los perros de Pavlov.
Como cuando le encajan una cámara y un micrófono delante a quien ha sido víctima de un crimen repudiable. Y casi de manera simultánea ponen a quien escondía un auto importado con franquicia para discapacitados, bajo una montaña de paja, para que escupa “el que mata tiene que morir”.
Ahora, voy al hecho que motiva estas líneas.
El Cártel Clarín, a través de esbirros identificados por algunos medios gráficos, le han realizado a un actor, protagonista de un unitario que estaba en grabación, “una propuesta que no pudo rechazar”.
No voy a cargar las tintas sobre el actor. Aunque soy conciente de que hay muchos otros que tienen firmes convicciones.
No me sorprende, la reacción “corleonesca” de quienes se sienten acorralados por sus propios hechos. Porque nadie los obligó a ser cómplices de los genocidas. Tampoco a ser socios, a beneficiarse de eso y a tapar el genocidio con mentiras sangrientas.
Pero, trato de imaginarme a los periodistas, comunicadores, actores, directores, etc. Que siguen desfilando de manera sonriente por sus micrófonos, páginas y cámaras. Hoy. En el contexto en el que ese Cártel está sospechado además de haberse apropiado de hijos de desaparecidos.
¿Todo se explica por el dinero?
¿Es que aceptan vivir en una sociedad en la que TODO tiene precio. Hasta la conciencia, la ética, las convicciones?
La otra alternativa, es que comparten, suscriben y avalan lo hecho.
Hoy, ya no pueden creerse que la Ley de Medios de la democracia vino a cerrar fuentes de trabajo y si no trabajan para “el padrino” no van a tener trabajo.
La realidad muestra que no es así.
Se están abriendo nuevas y variadas posibilidades de trabajo para quienes tienen aspiraciones artísticas.
Otra cosa es si anhelan las alfombras rojas, los premios que imitan a Hollywood y toda esa parafernalia que regocija el ego de quienes tenemos vinculación con el arte de alguna u otra manera.
¿Acaso no se enteraron que estamos cambiando la historia?
Que ya no nos regimos ni queremos regirnos con los “valores” de los 90 ni con la “tinellización” de la cultura.
Precisamente, estamos en medio de una batalla por el sentido.
¿Qué van a hacer?
Cuando logremos la sociedad que la mayoría ha plebiscitado el 14/8 y que reivindicaremos el 23/10.
Van a decir “no sabíamos lo que pasaba”.
Como se escucha a muchos hoy decir lo mismo, cuando fueron funcionales a la tapadera farandulezca que ocultaba el genocidio que se estaba llevando a mis treinta mil hermanos.
No muchachos y muchachas.
La revolución, no será transmitida, pero la estamos construyendo.
Como decía mi abuela “el miedo no es zonzo”.
Pero con miedo y sin pensar, no se cambia una sociedad.
Daniel Mojica
No hay comentarios:
Publicar un comentario