SINTONIA FINA NACIONAL DE CARA AL SIGLO XXI EN UN MUNDO QUE RETROCEDE A LO PEOR DEL SIGLO XX
Hay que ser una estadista como pocos se pueden ver en este convulsionado mundo, para establecer una estrategia nacional que contemple el contexto internacional e intente articular las fuerzas internas hacia el bien común. Hacia el desarrollo, el crecimiento, respetando los derechos de todos, pero defendiendo de manera fundamental los intereses de los sectores más vulnerables.
En este preciso contexto, es en el que hay que interpretar las lúcidas reflexiones de Cristina Fernández de Kirchner, en el cierre del Congreso de la UIA. Pero también hay pistas en el mismo sentido, en los otros discursos que compartió en los últimos días. Digo compartió, porque creo que el estilo de nuestra Presidenta en sus últimas apariciones públicas en actos, inauguraciones, y conmemoraciones, es precisamente ese. El de compartir sus convicciones, sus ideas, sus proyectos, su estrategia. Para que todos sepamos de qué se está ocupando, dónde estamos y hacia dónde vamos. No sólo ella, como también se encarga de remarcar. Porque un destino de grandeza, no lo crea de manera mágica una presidenta, ni siquiera un completo equipo de gobierno. Porque si la sociedad, el conjunto de los que habitamos esta bendita tierra no ponemos lo que a cada uno le corresponde desde su lugar, el objetivo más pequeño, es imposible.
Por eso, siento que nuestra Presidenta comparte sus discursos, sus reflexiones, sus propuestas. Entonces, si no nos encolumnamos detrás de este proyecto, con las mejoras y propuestas que tengamos para enriquecer el mismo, no para boicotearlo; digo, nuestro futuro puede ser peor que el que se ve en la Europa del “primer mundo” que supieron vendernos…y que compramos.
Es observando esta película, que vamos protagonizando día a día, haciendo foco en esta realidad, que tenemos que mensurar las actitudes de los diferentes actores sociales y dirigentes con responsabilidades de conducción, en los diferentes sectores que conforman el tejido social. Tejido social que pudimos reconstruir desde mayo de 2003, y que había sido herido de muerte en Marzo de 1976. Que con más errores que aciertos transitamos desde que recuperamos la democracia hasta que Néstor Kirchner asumió la conducción de la Nación y del proyecto que ahora conduce Cristina Fernández de Kirchner.
Hay muchos compañeros que desde sus puestos de lucha, resistieron con hidalguía y entereza la nefasta entrega de nuestro patrimonio nacional en la segunda década infame. Conducida, esa nefasta década, por quienes, a la vez de rendir el Estado, arriaron las banderas del Movimiento Nacional.
Esos compañeros, acostumbrados a luchar a brazo partido contra un estado ausente y un gobierno traidor a los intereses de las mayorías. Hoy están acompañando este proyecto nacional, popular y soberano. Aunque a veces, tal vez por la gimnasia confrontativa de otros tiempos, responden con reflejos que no están a tono con la realidad presente y el contexto descripto más arriba.
La compañera Presidenta, definió con claridad su postura al declarar que su gobierno no es neutral, que va a estar en cada fábrica y al lado de cada trabajador y que siempre va a estar al lado de los menos favorecidos.
Atendiendo a esa clara definición de principios y prioridades, y ante reclamos, que no considero injustos, de una ley de reparto de ganancias; me pregunto, y dejo suelto el interrogante ¿es prioritario hoy pelear por el reparto de ganancias, o seguir rebajando los niveles de desocupación que están en 7,2%? ¿o también blanquear el 35% de trabajadores que aún están en negro? Por eso, creo, desde mi subjetividad, que siendo un reclamo justo, tal vez podamos esperar un poco más, por ese reclamo. En tanto acercamos a niveles de mayor dignidad a los compañeros que todavía están sin trabajo, y a quienes están trabajando “en la informalidad”.
Creo que es un gesto solidario entre compañeros. Por lo menos hasta que la mayoría estemos más o menos en el mismo escalón, para juntos seguir ascendiendo. Este claro acto de solidaridad (que los fundadores del sindicalismo tenía como principal valor) también va a servir, para que queden a la vista de todos quienes se montan sobre reclamos, que, insisto que son justos, simplemente para poner palos en la rueda.
Para que luego, el cínico que bien escribe desde una revista amiga, se regodee mostrando contradicciones que son entendibles en medio de la profundización del proyecto nacional en marcha, pero desde sus detalles menores, pretenda mostrarlo como una encarnizada batalla. Llevando, como hace cada semana, agua para el molino de quienes se apropiaron de Papel Prensa, mientras asesinaban a mis treinta mil hermanos, se robaban a sus hijos y violaban a sus mujeres.
No confundamos al enemigo.
Daniel Mojica
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