MISERABLE. COBARDE. IRRESPONSABLE
Estamos ante una nueva muestra de lo que el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entiende por administrar los bienes de la comunidad que lo ha elegido para mejorar su calidad de vida.
Luego de su primer mandato, podemos decir que Mauricio Macri ha ejercido un gobierno clasista y xenófobo, basado en premisas de marketing. Su principal asesor y consejero es un publicista. Lo que define de manera contundente sus valores.
¿Por qué lo defino como un gobierno clasista?
Porque ha elegido gobernar beneficiando a una clase social, a la que él pertenece. Dejando de lado de forma ostensible y de manera vergonzosa a los sectores más vulnerables de la sociedad. El hecho de que gobierne uno de los municipios más ricos del país, le otorga un tinte, si se quiere macabro, a su gestión.
Desde este punto de vista, no se le puede reprochar falta de coherencia.
Todas y cada una de las medidas de su gobierno y cada una de las leyes que ha vetado, han perjudicado a las escuelas públicas, al sistema de salud, los organismos que deben brindar contención a las minorías y sectores más desprotegidos, a los que tienen que ver con la defensa de los derechos humanos.
No hace falta aclarar la xenofobia del Jefe de Gobierno, que no sólo la expresa contra nuestros hermanos de países limítrofes, sino también para con los habitantes de la provincia de Buenos Aires.
Cuando nos detenemos a analizar la gestión de Mauricio Macri, no debemos caer en el error de considerarlo inoperante, o pensar que sus acciones se corresponden con equivocaciones, despistes o cosa similar.
Toda su gestión y estrategia política, tiene una profunda concepción ideológica. Es la continuidad o restauración del más crudo “menemismo”.
Con el invalorable aporte de su inescrupuloso asesor y consejero, Jaime Durán Barba. Más el plus que significa el blindaje mediático que le otorga el Cártel Clarín, con su miríada de repetidoras que ocultan todo aquello que perjudica al candidato del sistema de poder para el 2015.
Esta es la razón fundamental de semejante protección corporativa y de clase.
El no hacerse cargo, es la esencia de la personalidad de quien gobierna la ciudad más rica del país.
Esa característica hoy se expresa en la negativa al traspaso de la administración del servicio de subterráneos, que son propiedad del gobierno de la ciudad y que sólo funcionan en la ciudad.
Este hecho no se puede entender sino dentro de una estrategia de desgastar al gobierno nacional, que debe dispersar energías, esfuerzos y tiempo de gestión en responder, y arbitrar los medios para encauzar un tema, que desde donde se lo mire, significa poner palos en la rueda del gobierno nacional.
Creo que los ciudadanos que han puesto su voto en la ciudad a favor del ingeniero Mauricio Macri, deberían reflexionar.
Ese más del 60% que lo eligió ¿está de acuerdo en abandonar la escuela pública? ¿está de acuerdo en eliminar la salud pública? ¿está de acuerdo en no ocuparse de las minorías y sectores menos favorecidos? ¿está de acuerdo con el regreso a una política que devastó a la Nación como es el neoliberalismo de los 90, que está tratando de implementar en la ciudad?
Los votantes del ingeniero Macri ¿apoyarían una candidatura presidencial de un político que no se hace cargo de sus responsabilidades y siempre echa las culpas de su accionar a los demás? ¿están de acuerdo con que se endeude la ciudad sin necesidad, ya que es la ciudad con mayor presupuesto?
Quiero expresar que las palabras con las que el ingeniero Macri dio marcha atrás con el compromiso asumido de hacerse cargo de “su” subterráneo, ponen de manifiesto una actitud miserable, cobarde e irresponsable. Miserable porque especuló con la tragedia del ferrocarril Sarmiento; cobarde, porque tiene miedo de asumir las consecuencias que cada acto o medida de gobierno trae aparejada; e irresponsable, porque carece de los mínimos y necesarios atributos y valores que un dirigente político debe tener cuando pretende ocupar funciones ejecutivas.
Daniel Mojica
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